La Junta Directiva de la Asociación de Vecinos Buenos Amigos de Casillas del Ángel,
ante la situación de abandono que sufre Casillas del Ángel quiere hacer la siguiente
reflexión:
«¿Falta participación ciudadana o hay un hastío general? Probablemente haya algo de
las dos cosas. ¿Qué falla cuando no se logra participación más allá de pedir que arreglen
farolas, que se limpien contenedores o que arreglen caminos?
Se empieza con la ilusión de participar en el desarrollo de la vida social y cultural de
tu pueblo, y terminas sintiéndote el encargado de gestionar unas carencias para las que no
cuentas con recursos propios, y acabamos entrando en el clientelismo del político de turno,
muchas veces sin pretenderlo.
Políticos que en ocasiones creen que la institución es su cortijo, y que en los pueblos
no nos enteramos de nada. Es agotador tener que pedir una y mil veces las mismas
demandas, cuando deberían ser los responsables públicos, que están en esos puestos
porque han sido votados, los que vean, pregunten y solucionen las necesidades del pueblo.
Nosotros no trabajamos para ellos, la dirección es inversa. Nosotros queremos estar para
tener un pueblo con una dinámica social, cultural o deportiva enriquecedora.
Por eso si queremos luchar y nos podemos reunir, podemos dialogar y buscar todos los
cauces para que eso se produzca.
Pero para seguir pidiendo diez años después que solucionen el acceso a Casillas del
Ángel por la rotonda, para pedir desde hace meses que nos expliquen porque seguimos
teniendo uno de los centros culturales más antiguos del municipio pendiente de unas obras
de mejoras que no comienzan; que arreglen alguna de las veinte mil muestras de farolas
que tenemos colocadas, que le abran el agua a un goteo, que nos dejen una llave para
utilizar un espacio público porque no tenemos otro, o que limpien el escombro que dejan
atrás cuando hacen una obra, para eso no deberíamos estar. Eso es cuestión de gestión
municipal, insular o de quien competa. Porque no solo es que cobren para eso, es que ese
es su trabajo. Eso es trabajar para lo público, que en ocasiones se les olvida.
Perdemos demasiado tiempo en eso, y al final consiguen que esta asociación tenga
la sensación de luchar siempre contra corriente. Nosotros nos queremos dedicar a que
nuestros chiquillos, ya sean dos, cuatro o quince, tengan una vida cultural activa. A que
nuestra gente salga por ahí a caminar y descubrir lugares, o si quieren después de hacer
yoga tengan ganas de alegar y tomar un café. Nos queremos dedicar a recuperar las
historias que tienen que contar los mayores del pueblo, que se nos están yendo y no
estamos recopilando sus vidas. Pero a lo otro nos negamos porque no compensa, y porque
al final ellos se vuelven a sus cosas tan tranquilos cuatro años después.
Desde esta asociación no podemos menos que plantear nuestra más enérgica
protesta ante la situación de abandono a la que se ven sometidos los vecinos desde las
instituciones, tanto insular como municipal.»