Aunque muchos no lo crean los primeros habitantes de las Islas Canarias ya practicaban la medicina para poder aliviar los males que les aquejaban. Así que es un orgullo poder conocer que ya desde aquellos tiempos algunos buenos guanches practicaban la medicina para salvar la vida de sus congéneres.
No era la medicina como la conocemos hoy en día, pero la que practicaban les permitía solventar algunas enfermedades. A continuación, les explicare que productos medicinales y procederes quirúrgicos llegaron a realizar nuestros antepasados. Digo nuestro porque en mi caso, aunque nací en el Caribe, cuando realicé mis test genético de ancestros me lleve la grata sorpresa que el 40% de mis genes procede de los guanches.
Para curar sus enfermedades, los isleños se valían de ciertos recursos terapéuticos proporcionados por el medio natural, de entre los cuales destacaban un buen número de plantas medicinales. La resina de la tabaiba dulce, una vez coagulada, se masticaba para desalivar y fortalecer la dentadura, mientras que el líquido de la tabaiba salvaje, pegajoso, acre y de olor desagradable, era empleado para cauterizar empeines. La corteza de esta misma planta se aplicaba sobre las articulaciones enfermas para que actuase como revulsivo, produciendo la irritación de la piel y la posterior formación de úlceras que supuraban abundantemente. Dicha práctica siguió siendo de uso habitual en el campo isleño a la hora de tratar la artritis crónica, antiguas luxaciones o fracturas cuya articulación no acababa de funcionar correctamente.
El fruto del mocán, la yoya, era utilizada en la elaboración del chacerquén, una especie de miel que servía para quitar dolores y náuseas, pero también como astringente tras ser mezclado con la corteza del propio árbol. Además, se tomaba mezclado con el zumo de otras hierbas medicinales y con el suero de la leche, al que los isleños atribuían efectos laxantes.
De las hojas del cardón extraían una especie de jugo blanco, amargo y nauseabundo, cuyo tufo era utilizado para despertar a los que permanecían dormidos. Esa misma leche, convertida en polvo, se aplicaba de forma externa para tratar las caries y las heridas producidas durante las sangrías.
La sangre de drago se ingería para sanar disenterías y hemorragias del tubo digestivo, y se bebía con leche fría y ¨desnatada¨ cómo remedio contra la colitis. También se aplicaba de forma externa para secar y cicatrizar úlceras o para fortalecer las encías y los dientes. La tisana de greña, por sus cualidades diuréticas; las infusiones, conservas y jarabes de borraja, como sudorífero y expectorante; la miel de palma, como derivativo y el guarapo como refresco.
Sin embargo, como veremos, no todos los recursos medicinales procedían del reino vegetal. Entre los recursos terapéuticos obtenidos del reino animal, ocupaba un lugar destacado la manteca o mulan, que se untaba en la piel de los enfermos durante las escarificaciones y ciertas dolencias. También era utilizada por los luchadores, con el objetivo de resistir mejor los golpes durante las peleas. Si recibían heridas, también las trataban con estopas fabricadas con juncos, que eran previamente empapadas con manteca hervida.
Se obtuvieron rendimientos benéficos de determinadas aguas minerales, especialmente en la isla de Gran Canaria. A las aguas de Salinetas y Playa de Gando se les atribuían propiedades laxantes, mientras que las de Firgas, Teror, Azuaje y Valle de San Roque eran indicadas para tratar dolencias y fatigas del estómago.
A la leche se le reconocían efectos laxantes. La tomaban en ayunas, con nata o mezclada con chacerquén, miel de palma u otras hierbas. También era utilizada como coadyuvante en el tratamiento de la disentería y en toda clase de hemorragias. No solo utilizaban los productos de la naturaleza y las bondades que estas preciosas islas afortunadas les brindaban también fueron más allá en la práctica de algunas técnicas terapéuticas quirúrgicas rudimentarias.
Una de las técnicas de cauterización de heridas infectadas practicadas por los antiguos isleños consistía en la aplicación de tabonas calientes sobre la zona afectada. Aunque, en caso de tratarse de heridas asépticas, nuestros antepasados preferían tratarlas con musgo, hojas secas, cenizas o bálsamos naturales, pues creían que la sequedad les proporcionaba salud, mientras que la humedad era perjudicial.
También practicaban las sangrías. Para aliviar dolores en los costados, disneas o sofocaciones de origen cardíaco o respiratorio y enfermedades de larga duración, nuestros ancestros practicaban la flebotomía en la vena del brazo, sin llegar a herir la arteria correspondiente. A menudo, el proceso daba resultado, ya que al salir la sangre disminuía la tensión de los tejidos y el dolor se calmaba.
De todas las técnicas quirúrgicas practicadas en el Archipiélago, la que ha venido gozando de mayor fama es la trepanación. Ésta consistía en agujerear el cráneo con el objetivo de retirar una o varias porciones del hueso, generalmente de forma circular. Sobra decir que dicha operación debía de resultar muy dolorosa, dada la ausencia de anestesia y lo rudimentario de los instrumentos líticos con los que se llevaba a cabo.
La trepanación se debió de practicar en casos de dolores de cabeza muy fuertes, originados a menudo por tumores cerebrales. También se llevaban a cabo se llevaban a cabo las escarificaciones, consistentes en efectuar cortes sobre la zona del cráneo dolorida, para, posteriormente, aplicar sobre la herida grasa caliente de cabra. Para curar las fracturas de piernas y brazos, los antiguos isleños efectuaban un vendaje circular con tela de junco que era envuelto a su vez por vendas de cuero, untadas con resina de pino para darles consistencia. Después, colocaban la extremidad fracturada sobre un entablillado de tabaiba y la sujetaban con cuerdas de junco y tiras de cuero.
Es muy interesante poder entender cuan versátiles eran nuestros antepasados a la hora de practicar la medicina y algunas de sus técnicas tienen una marcada explicación científicas en nuestros días.
No cabe duda de que entre los primeros habitantes de las Canarias las principales injurias medicas fueron de causa traumática y que las maravillosas condiciones climáticas y naturales de las islas afortunadas contribuían a gozar de una buena salud. Los animo a leer y aprender mas de la maravillosa historia de las Islas Canarias , una islas privilegiadas que cada día nos sorprenden con sus leyendas , sus gentes y su historia.