“Desbordados”. Así describen su situación desde la iglesia Misión Cristiana Moderna en Fuerteventura, después de que la Policía Nacional les haya derivado a 43 personas que fueron rescatadas en la costa canaria el pasado sábado. “Solo teníamos capacidad para acoger a 18. Para el resto no teníamos hueco pero hicimos un enorme esfuerzo y antes de dejarlos en la calle decidimos acogerlos”, ha explicado Ángel Hernández, el pastor de la comunidad, que ha tenido que desalojar parte de sus instalaciones.
Con colchones en el suelo y haciendo hueco en las instalaciones de la entidad, la iglesia acoge ahora a unas 80 personas, ya que ya daban cobijo a unas treinta en sus dependencias. “Nadie se puede quedar en la calle”, remarca Hernández que ha participado de una reunión con el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska para “poner soluciones”.
El pastor insiste en que no se puede solucionar un “problema masivo con pequeñas entidades porque no tenemos recursos”. “Es un tema del Gobierno español”, subraya.
Desde la iglesia aseguran que las personas que han llegado a la isla lo hacen “cansadas, asustadas, con cierta esperanza pero al mismo tiempo sin saber qué va a pasar”. “Cuando les aclaras que están en España, se creen que están la península y no en Canarias, ante lo que se sienten decepcionados y algunos incluso se echan a llorar”, apunta Hernández.
Pero las necesidades más apremiantes son las más básicas, de alimentación y descanso. Dicen desde la comunidad que se trata de personas que llegan “con mucha hambre” y que necesitan “colchones para que estas personas no tengan que dormir en el suelo”. “Aunque la situación se nos desborda por la falta de capacidad de acogida, estamos contentos de poder ayudar a estas personas. Nos volcaremos en ayudarlas”, ha añadido Hernández.