Estamos viviendo un cambio total en nuestras vidas, en nuestras costumbres. En general cualquier cambio produce incertidumbre porque implica una modificación en las contingencias o circunstancias de nuestro entorno a las que estamos acostumbrados. Y la incertidumbre genera cierto temor, al menos al principio, hasta que volvemos a conocer y a tener control sobre la nueva situación.
El día 9 de enero nos acostamos con la noticia de que Puerto del Rosario es el
primer Ayuntamiento en presentar y aprobar los presupuestos, y así, poco a poco, fueron aprobándose los presupuestos municipales para el ejercicio 2020 de la Isla de Fuerteventura.
Estos presupuestos, elaborados en unas circunstancias totalmente distintas a las que está comenzando a vivirse en Fuerteventura y que se encuentra en un cambio radical, deberían de volver a la mesa de estudio y negociación para analizarlos exhaustivamente y adaptarlos a las nuevas circunstancias y necesidades que han nacido en los municipios.
Ser estudiados con otra mentalidad, analizando las partidas que en estosmomentos son primordiales para nuestra vida, analizar los capítulos. Ya no se prevén los ingresos que se preveían, el aplazamiento en el pago de Tasas e Impuestos, las ayudas sociales y empresariales nos dejan las arcas municipales con menos dinero para repartir y prácticamente vacías. Se debe de estudiar traspasos entre las partidas que no se van a poder ejecutar, como pueden ser las relacionadas con los capítulos destinados a fiestas locales, patronales, y actos culturales multitudinarios.
En lo que se refiere a la actividad turística, se pretende reactivar el sector económico hotelero y extra hotelero. Antes habría que realizar un proyecto de desinfección en todos los establecimientos de hostelería y restauración y elaborar una ruta de control sanitario a los visitantes. Esta será una nueva partida para tener en cuenta en los presupuestos que se deberían de volver a analizar y rectificar como antes se comentó.
Con cierta ilusión, pero sobre todo con mucha resistencia, nos empeñamos en creer que permanecemos siempre iguales, nos afanamos en sostener las mismas ideas, creemos que debemos proteger y conservar ciertas formas de ser. Es mucha la energía, mucho el tiempo y muchos los recursos que, en ocasiones, en ciertas etapas de nuestra vida, llegamos a dedicar a ser fieles no a lo que somos, sino a lo que aprendimos a creer que somos. Pero si hay algo que tenemos que empezar a estudiar es priorizar el sector primario y secundario por encima del sector servicios.
Es posible que este sea un síntoma generacional. Es posible que muchos de nosotros, que crecimos al abrigo de la protección familiar en un grado que nuestros mismos padres no tuvieron, hayamos fraguado la idea un tanto fantástica de que las cosas se mantienen en un solo estado siempre, una especie de statu quo mágico, inamovible.
Es posible, también, que esta sea una inclinación humana más o menos general. Que nuestra conciencia, en todas las épocas, tienda a querer la permanencia ahí donde todo fluye, a pretender la continua identidad de lo mismo ahí donde todo cambia.
Nos toca cambiar, nos toca renovar la vida… lo que fue ayer, no es hoy… no será mañana.