El consejero delegado de la española IberAtlantic Global Corporation, Pedro Mouriño, participaba este jueves en ‘La Mañana’ con Álvaro Veiga y Lourdes Benítez, donde abordó distintos aspectos relacionados con la vacuna rusa frente a la Covid-19, que su empresa se encargará de distribuir en distintos mercados.
La noticia de que la compañía española sería la encargada de llevar tan ansiada vacuna a diferentes zonas del planeta es que no cogió por sorpresa a este empresario gallego, que mantiene una relación estrecha tanto con empresas como con instituciones rusas desde hace más de 10 años.
El impacto a nivel mundial del coronavirus, que afecta tanto a la vida de las personas como a la economía de los países, hace necesario que los investigadores aceleren los plazos para comercializar la vacuna. Y a pesar de no tener una garantía del 100% sobre los efectos secundarios que las primeras vacunas puedan tener, en el caso de Rusia, se empezarán a conocer a partir del mes de octubre cuando miles de voluntarios comiencen a vacunarse de forma masiva. Es lo que se conoce como la fase tres de los estudios, paso previo a la comercialización definitiva.
La ‘Sputnik V’, como se conoce a la vacuna rusa, tendrá una durabilidad de dos años, por lo que las investigaciones seguirán activas con el fin de modificar el compuesto, tal y como se hace cada año con la vacuna de la gripe, de esta forma se adaptará a las nuevas cepas que pudieran ir apareciendo. Así se podrían evitar nuevos positivos por coronavirus en pacientes que ya lo hayan sufrido.
Según Mouriño, y tal y como van los estudios en los primeros voluntarios que ya se han inyectado el compuesto ruso, el plazo estimado para la comercialización de la vacuna en Europa es de doce meses. Sin embargo, esta fecha podría llegar a adelantarse y estar en el mercado en el prime trimestre de 2021.
Son muchas los estudios que se han puesto en marcha para tratar de atajar la crisis provocada por la Covid-19. Los más prometedores para los vacunólogos españoles son las de Oxford, la de Cansino en China y la de Moderna. Sin embargo, Mouriño no tiene dudas y desde que tenga la oportunidad se inyectará la vacuna rusa.
Sobre este compuesto, entiende que conviene arriesgar a ponérsela porque tiene menos efectos negativos que no ponérsela. Esta garantía de éxito, aunque no sea al 100%, podría provocar que los países que confíen en la vacuna rusa empiecen a recibir turistas en busca del principio activo antes incluso de que se empiece a comercializar en Europa. Sobre todo, porque los costes de adquisición a priori no son demasiado elevados ya que actualmente se sitúan entre los 10 y 120 dólares.
Más allá del desconocimiento de las investigaciones rusas, Pedro Mouriño ve al país como una potencia tecnológica, con gran tradición científica y con unos productos que deben contar con la total confianza de todos. Una necesidad para todo el mundo que podría devolvernos la normalidad que tanto ansiamos después de varios meses de confinamiento y una nueva normalidad marcada por la incertidumbre y el miedo a los contagios.
Entrevista completa en el siguiente enlace.