El ibuprofeno es uno de los mejores amigos que tenemos en casa. Lo usamos para casi todas las cosas y muchas veces lo tomamos como si fueran caramelos. Ante cualquier dolor banal ibuprofeno sin embargo lo que la mayoría de la población no sabe es que puede ser un arma de doble filo.
Para la inflamación por un golpe, para el dolor menstrual o incluso para la resaca tras una noche de fiesta. El ibuprofeno se ha convertido en el recurso mayoritario para cualquier tipo de dolencia, incluso cuando no está indicado para ella. Sin embargo, cada vez son más numerosos los estudios que, lejos de recomendarlo, advierten sobre los efectos adversos que puede tener su uso desmesurado, como un mayor riesgo de infarto, pérdida de audición o esterilidad. Además, la Agencia de Medicamentos y Productos Sanitario (Aemps), advertía que el ibuprofeno puede producir eosinofilia y síntomas sistémicos, también conocido como síndrome Dress. Ha quedado demostrada la asociación entre el uso de anti-inflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno, y el aumento de sangrado mayor e infarto en personas con fibrilación atrial que están tomando anticoagulantes orales. El uso de anti-inflamatorios no esteroideos conjuntamente con anticoagulantes orales puede suponer un “doble problema” para el paciente.
El ibuprofeno, si se toma en dosis importantes y durante un periodo prolongado, puede reducir la fertilidad de los hombres. Dosis de 1.200 miligramos de ibuprofeno al día durante seis semanas causa en los hombres “efectos perturbadores endocrinos severos que conducen a un estado llamado hipogonadismo compensado, asociado a riesgos para la salud reproductiva”.
Dosis elevadas también se asocian a mayor riesgo de trombosis arterial. Las reacciones adversas se pueden minimizar utilizando la dosis eficaz más baja durante el menor tiempo posible para controlar los síntomas. Como cualquier otro AINE, ibuprofeno puede enmascarar los signos o síntomas de una infección (fiebre, dolor e hinchazón). El consumo de alcohol debe evitarse ya que puede intensificar las reacciones adversas de los AINEs, especialmente los que afectan al tracto gastrointestinal o al sistema nervioso central.
Ibuprofeno sólo debe ser administrado en las siguientes situaciones una vez se haya valorado de forma estricta la relación beneficio-riesgo:
– Lupus Eritematoso Sistémico (LES) u otras enfermedades autoinmunes.
– Trastorno congénito del metabolismo de la porfirina (p.ej. porfiria aguda intermitente)
– Primer y segundo trimestre del embarazo
– Lactancia
Tener precaución especial en los siguientes casos:
– Trastornos gastrointestinales, incluyendo enfermedad inflamatoria intestinal crónica (colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn)
– Insuficiencia cardiaca e hipertensión
– Función renal reducida
– Disfunción hepática
– Alteración de la hematopoyesis
– Trastornos de la coagulación sanguínea
– Alergias, fiebre del heno, hinchazón crónica de la mucosa nasal, adenoides, enfermedad obstructiva crónica de las vías aéreas o asma bronquial
– Inmediatamente después de intervenciones quirúrgicas mayores.
Hemorragias gastrointestinales, úlceras y perforaciones: Durante el tratamiento con AINEs entre los que se encuentra el ibuprofeno, se han notificado hemorragias gastrointestinales, úlceras y perforaciones (que pueden ser mortales) en cualquier momento de este, con o sin síntomas previos de alerta y con o sin antecedentes previos de acontecimientos gastrointestinales graves previos.
El riesgo de hemorragia gastrointestinal, úlcera o perforación es mayor cuando se utilizan dosis crecientes de AINEs, en pacientes con antecedentes de úlcera, especialmente si eran úlceras complicadas con hemorragia o perforación, y en los pacientes de edad avanzada. Estos pacientes deben comenzar el tratamiento con la dosis menor posible.
Se debe advertir a los pacientes con antecedentes de toxicidad gastrointestinal, y en especial a los pacientes de edad avanzada, que comuniquen inmediatamente al médico cualquier síntoma abdominal infrecuente (especialmente los del sangrado gastrointestinal) durante el tratamiento y en particular en los estadios iniciales.
Se debe tener una precaución especial antes de empezar el tratamiento (y consultar con el médico o farmacéutico) en pacientes con antecedentes de hipertensión y/o insuficiencia cardiaca congestiva de leve a moderada, ya que se ha notificado retención de líquidos, hipertensión y edema en asociación con el tratamiento con AINEs.
Estudios clínicos sugieren que el uso de ibuprofeno, especialmente en dosis altas (2.400 mg/día) puede estar asociado a un pequeño aumento del riesgo de acontecimientos trombóticos arteriales (por ejemplo, infarto de miocardio o ictus).
Los pacientes con hipertensión no controlada, insuficiencia cardiaca congestiva (II-III de NYHA), cardiopatía isquémica establecida, arteriopatía periférica y/o enfermedad cerebrovascular solo se deben tratar con ibuprofeno después de una cuidadosa valoración y se deben evitar las dosis altas (2.400 mg/día).
Se han descrito reacciones cutáneas graves, algunas mortales, incluyendo dermatitis exfoliativa, síndrome de Stevens-Johnson, y necrólisis epidérmica tóxica con una frecuencia muy rara en asociación con la utilización de AINEs. Excepcionalmente, la varicela puede ser el origen de complicaciones infecciosas cutáneas y de tejidos blandos. Hasta la fecha, no puede descartarse el papel de los AINEs en el empeoramiento de estas infecciones. Por lo tanto, se recomienda evitar el uso de ibuprofeno en caso de varicela.
Ibuprofeno se debe utilizar con precaución en pacientes con enfermedad cardiaca, hepática o renal y, especialmente durante el tratamiento simultáneo con diuréticos, ya que debe tenerse en cuenta que la inhibición de prostaglandinas puede producir retención de líquidos y deterioro de la función renal. La ingesta concomitante habitual de varios analgésicos aumenta más este riesgo.
En caso de deshidratación, se debe tener precaución y asegurar una ingesta suficiente de líquido. Debe tenerse especial precaución en niños con una deshidratación grave, por ejemplo, debida a diarrea. Existe riesgo de insuficiencia renal especialmente en niños, adolescentes y pacientes de edad avanzada deshidratados.
Puede producirse broncoespasmo, urticaria o angioedema en pacientes que tienen o han tenido antecedentes de asma bronquial, rinitis crónica, sinusitis, pólipos nasales, adenoides o trastornos alérgicos.
Los pacientes en tratamiento con ibuprofeno deben notificar a su médico signos o síntomas de úlcera o hemorragia gastrointestinal, visión borrosa u otros síntomas que afecten a la visión, erupción cutánea, aumento de peso o edema.
Ibuprofeno está contraindicado en:
• Pacientes con hipersensibilidad al principio activo, a otros AINE o a alguno de los excipientes.
• Pacientes que hayan experimentado crisis de asma, rinitis aguda, urticaria, edema angioneurótico u otras reacciones de tipo alérgico tras haber utilizado sustancias de acción similar (p. ej. ácido acetilsalicílico u otros AINEs).
• Insuficiencia renal grave (filtración glomerular inferior a 30 ml/min).
• Insuficiencia hepática grave.
• Pacientes con enfermedades que supongan una tendencia incrementada al sangrado.
• Pacientes con antecedentes de hemorragia gastrointestinal o perforación relacionados con tratamientos anteriores con AINEs.
• Úlcera péptica/hemorragia gastrointestinal activa o recidivante (dos o más episodios diferentes de ulceración o hemorragia comprobados).
• Insuficiencia cardiaca grave (clase IV de la NYHA).
• Pacientes con deshidratación grave (causada por vómitos, diarrea o ingesta insuficiente de líquidos).
• Tercer trimestre de la gestación.
A pesar de que las concentraciones de ibuprofeno que se alcanzan en la leche materna son inapreciables con dosis terapéuticas durante un tratamiento a corto plazo, y no son de esperar efectos indeseables en el lactante, no se recomienda el uso de ibuprofeno durante la lactancia debido al riesgo potencial de inhibir la síntesis de prostaglandinas en el neonato. Si se prescribe un tratamiento más largo, se debe considerar la finalización precoz de la lactancia.
Con todo lo anteriormente expuesto no pretendemos crear alarma social. La Asociación española del medicamento y el ministerio de sanidad avalan, hasta el momento, al ibuprofeno como un medicamento seguro y eficaz. Lo que, si pretendemos concienciar a la población que su uso debe ser bajo prescripción médica, nunca automedicarse ni medicar a una persona sin previa consulta facultativa. El ibuprofeno puede ser tu mejor amigo junto con tu médico, pero sin una supervisión profesional se puede convertir en tu mayor pesadilla.