Existen dos visiones en cuanto al papel del estrés ante el cáncer de mama como causa y como consecuencia de la enfermedad. Cada día es más evidente y estudios científicos lo demuestran que un estrés crónico y mantenido puede desencadenar e iniciar toda la maquinaria precursora del cáncer. En lo que respecta al estrés como causa, uno de los aspectos más estudiados de esta rama de la psicología de la salud es el efecto supresor en el sistema inmunológico. Continuando con la idea de que la evaluación toma en cuenta las emociones, otros investigadores también la secundan ampliando que el estrés puede conducir a afectaciones del organismo, dadas las interacciones entre los sistemas nervioso, endocrino e inmune, lo que puede conllevar a enfermedades como el cáncer. Esto debido a que, al hacer frente a situaciones estresantes por mucho tiempo, no le da un espacio de descanso al organismo para reajustarse. Por ejemplo, se sabe que los sentimientos negativos (tristeza, enojo, etc.) generados por las situaciones estresantes activan diversos mecanismos bioquímicos, a nivel glandular en los sistemas endocrino, nervioso central y parasimpático e inmunológico.
El sistema inmunológico cuenta con diversas células y moléculas que identifican posibles daños y que regresan la homeostasis al organismo. Pero cuando el individuo presenta estrés crónico, el sistema inmunológico no logra realizar su función. Por Lo anterior se considera que es necesario que el sistema inmune no esté activado de forma crónica y vuelva a su línea de base, pues desajustes en este sistema se asocian con la presencia de daño cromosómico, alteraciones en su reparación, fallas en la apoptosis y disminución en la vigilancia del sistema inmunitario, lo cual puede predisponer a la génesis de cáncer o favorecer su progresión. Por otra parte, también el estrés puede considerarse como consecuencia de la enfermedad. Dicha afectación comienza con el diagnóstico positivo de cáncer que se asocia con la muerte. Existen diversas investigaciones que muestran cómo el diagnóstico de la enfermedad genera un impacto capaz de desestructurar al paciente, si él mismo no elabora una respuesta de afrontamiento adecuada. Una enfermedad como el cáncer de mama trae consigo una sensación de invalidez o mutilación, debido a que está asociado con la muerte. Esto genera altos niveles de distrés, lo cual empeora su pronóstico. Es decir, cuando la persona cree que es posible desarrollar esta enfermedad, puede iniciar un proceso de asimilación de su condición, o puede percibir e interpretar los acontecimientos como negativos lo que predispone a estados adversos afectivo-emocionales generadores de distrés.
Si bien, en ambas visiones del estrés, tanto como causa como consecuencia, se muestra que este tiene un papel importante en el cáncer y en particular en el de mama, también es claro que en el caso del estrés como causa existen contradicciones en los hallazgos de esta asociación. Esto debido a que la mayoría de las asociaciones reportadas provienen de estudios retrospectivos y no prospectivos.
Esto quizá se deba en parte a que el estrés se sigue estudiando desde la perspectiva de los distintos modelos (fisiológico, ambiental y psicológico) y no como un fenómeno complejo que incluye todas esas partes. Al respecto, se ha observado cómo dentro del modelo fisiológico, el estrés afecta al organismo por medio del aumento de la secreción de sustancias como los glucocorticoides, adrenalina y noradrenalina, lo cual disminuye el sistema inmunológico; el modelo ambiental por su parte plantea la presencia de estresores de distinta naturaleza que afectan al individuo; y finalmente, el modelo psicológico muestra cómo el individuo participa en esa toma decisiones en cuanto a cómo percibe el estresor y cómo lo afronta. Es decir, es quizá el estudio del estrés en partes lo que no ha permitido encontrar las asociaciones definitivas con la enfermedad. No cabe duda de que una vida más relajada es sinónimo de salud y bienestar. El estrés mantenido puede ser el causante de muchas enfermedades que nos afectan hoy en día. Acudir a las consultas de psicología para que nos proporciones herramientas para lidiar con este gigante es la recomendación mas acertada. Pongámonos en manos expertas y a vivir mas y mejor.